Experimento de Michelson-Morley

A principios del siglo XIX, las pruebas ondulatorias de la luz, obligaron a los físicos en general a aceptar la hipótesis de la existencia de un medio material hipotético e invisible el “Éter” que servía de soporte a estas ondas de luz.

Newton postulo que el éter era un medio en reposo absoluto el cual se podía identificar como el espacio absoluto. Esto aplicaba que la tierra se desplazaba en el éter.

A.A. Michelson (1852-1931) con el fin de comprobar este pensamiento postulado por Newton realizo un experimento, que consistía en comparar el tiempo que emplea la luz en recorrer una distancia dada en la dirección del viento con el que emplea en recorrer la misma distancia en dirección contraria.

Se emplearon dos haces luminosos monocromáticos, procedentes de la misma fuente luminosa, y convertidos en perpendiculares tras su paso por un espejo simireflexivo.

Estos se caracterizan por que se reflejan cada uno sobre un espejo, regresando así al espejo semirreflexivo, se reúnen de nuevo y dan origen a un sistema de franjas de interferencia, alternativamente iluminadas y oscuras, este aspecto depende del tiempo transcurrido en la propagación de cada uno de los haces.

Si los trayectos de los haces fuese exactamente idénticos, debían aparecer de todas formas una cierta diferencia de tiempo de propagación, si realmente existía un viento de éter, por la misma razón que se invierte menos tiempo en cruzar un río y regresar nadando, que realizar, nadando a la misma velocidad, idéntico recorrido a favor de la corriente y regresar, seguidamente, al punto de partida.

Experimento de Michelson-Morley

En el experimento, la velocidad de la luz con relación al éter se correspondería con la velocidad del nadador en relación al agua, y la velocidad del viento de éter correspondiera a la velocidad de la corriente en relación de la orilla del río.

Después de este experimento se esperaba una variación en el sistema de franjas de interferencia formado por los rayos al reunirse; pero, la luz parecía desplazarse a la misma velocidad, independientemente de a la dirección.