Patologías del sistema respiratorio

Presenta una gran variedad de formas, desde enfermedades inflamatorias y víricas a tumores.

Enfermedades inflamatorias

Entre las enfermedades inflamatorias del aparato respiratorio, especialmente del pulmón, destaca la neumonía neumocócica, tanto en su forma lobular, limitada a uno de los lóbulos del pulmón, como en su forma bronconeumónica.

Macroscópicamente, el hecho fundamental en la patología de esta enfermedad es la aparición de los alvéolos pulmonares de un exudado de fibrina que transforma un órgano esponjoso en un órgano sólido; este proceso se denomina hepatización. En el primer estadio se puede distinguir una hepatización roja debida a la abundancia de capilares ingurgitados y llenos de sangre.

Posteriormente, en un segundo estadio, aparece la hepatización gris, a causa de que la presión ejercida en el alvéolo por este exudado transforma el color rojo en una superficie gris más densa.

Neumoconiosis

La inhalación de polvo durante mucho tiempo ocasiona alteraciones pulmonares conocidas con el nombre de neumoconiosis, en las que existe un conflicto entre la materia viva y el mundo mineral. Según sean el proceso de la enfermedad y el material inhalado se puede distinguir entre silicosis, antracosis y asbestosis.

La silicosis tiene como causa la inhalación de polvo que contiene sílice; las partículas inhaladas que no son arrojadas al exterior con expectoración resultan captadas por células fagocitarias en los bronquíolos más finos y transportadas, a través del sistema linfático, al tejido linfoide esparcido en el intersticio del pulmón, en donde provocan una irritación crónica continua y ocasionan la proliferación de fibroblastos. Éstos forman un tejido fibroso que da al pulmón una consistencia dura, particularmente compacta.

Neumoconiosis del minero

La antracosis, debida a la inhalación de polvo de carbón, presenta lesiones análogas a las que se encuentran en la silicosis. La asbestosis, producida por la inhalación de polvo de asbesto, mineral fibroso constituido fundamentalmente por silicato de magnesio, provoca lesiones parecidas, aunque adquieren el aspecto de una fibrosis difusa, a diferencia de los nódulos característicos de la silicosis.

Resulta muy difícil descubrir cuándo comienza la infección en una persona. Los bacilos tuberculosos, que penetran en el aire alveolar, son captados por los fagocitos y llevados a través de las vías linfáticas hacia los nódulos linfáticos hiliares.

Esto se manifiesta en los pulmones con una consolidación neumónica, que por un proceso de endarteritis se coagula, es decir, que produce caseificación, por lo que se origina un pequeño nódulo en torno al cual se forma después, por organización de la fibrina, una cápsula que impedirá la difusión de los bacilos. Este nódulo, en el transcurso de los años, puede llegar a calcificarse e incluso a osificarse.

Tras la formación del nódulo calcificado, si se produce un nuevo contacto con el bacilo de Koch, se originan reacciones que caracterizan a la tuberculosis secundaria, la cual puede manifestarse en forma de tisis fibrosa, bronconeumonía tuberculosa y tuberculosis miliar.

Tisis

En el ápice del pulmón se forman una o varias cavidades de diferentes tamaños, rodeadas de una membrana limitante. Al cicatrizarse se producen bandas grisáceas de tejido fibroso que pueden sustituir al parénquima pulmonar. Así mismo, la pleura inminente muestra signos de pleuritis, que suele originar adherencias pleurales.

Bronconeumonía

Bronconeumonía

Aparece cuando el bacilo tuberculoso invade las vías aéreas de un individuo de poca resistencia física. En este caso el micobacterio se instala y multiplica en todos los lugares, determinando una bronconeumonía tuberculosa caseosa, en la que la necrosis, la supuración, la destrucción y la cavernización del pulmón son progresivas. El aspecto macroscópico varía según sean la extensión y la duración de la infección. Los nódulos linfáticos suelen presentar alteraciones caseosas notables, y puede darse la asociación tuberculosis-pleuritis.

Miliarosis

Se produce cuando el foco causa erosión en una vena, y los microorganismos pasan en cantidades masivas a la sangre. Los pulmones se congestionan intensamente y se llenan de infinidad de tubérculos diminutos, algunos de los cuales se pueden ver a través de una lente de aumento.

Tumores

La patología tumoral del pulmón es muy variada, al igual que la de cualquier otro órgano: presenta formas benignas y malignas, primitivas y metastásicas. Aunque se han identificado numerosas tumoraciones, el carcinoma, es la enfermedad de mayor gravedad.

Cáncer de pulmón

En la mayor parte de los casos, el origen del cáncer se encuentra en la proliferación perniciosa de las células epiteliales que forman el revestimiento de los bronquios y de los bronquíolos. Según criterios puramente morfológicos se distinguen dos tipos funda-mentales, uno central o hiliar y uno periférico o parenquimatoso, de los cuales el primero se da con más frecuencia.

El tipo central se manifiesta en forma de masa dura de dimensiones diversas y siempre relacionadas con el árbol bronquial; puede presentar modificaciones en su aspecto por fenómenos de necrosis o hemorragia intratumoral. En el tipo periférico, la malformación se origina en los bronquios más finos.