Órganos nerviosos centrales

Es la parte alojada en el canal óseo craneorraquídeo, integrada, esencialmente, por la sustancia blanca y la sustancia gris. En la médula espinal, la sustancia gris se sitúa en la zona central del órgano y la blanca lo hace periféricamente, mientras que en el encéfalo ocurre a la inversa.

El sistema nervioso central está integrado por células nerviosas y fibras amielínicas y mielínicas (prolongaciones de las células nerviosas).

Estas últimas están envueltas en una vaina lipídica. La sustancia blanca consta de fibras, y la gris de células nerviosas y fibras; existe también otro componente del tejido nervioso: la neuroglia.

Además de la médula espinal, dentro del sistema nervioso central se hallan el encéfalo, dividido en: bulbo, protuberancia, mesencéfalo, diencéfalo, telencéfalo y cerebelo.

Médula espinal

Componentes de la médula espinal

Es la zona del sistema nervioso central que ocupa el canal vertebral. Se extiende desde el orificio occipital hasta la región lumbar de la columna vertebral.
Su parte final (como medular) se encuentra a nivel de las vértebras lumbares primera y segunda y se prolonga en un hilo terminal rodeado por las últimas raíces de los nervios espinales, que forman la llamada cola de caballo.

En la médula hay varias zonas: cervical, torácica, lumbar y sacrococcígea, con sus correlativos pares de nervios raquídeos, en número igual al de vértebras.

La sustancia gris central de la médula tiene forma de H, con sus brazos (astas anteriores y astas posteriores) unidos por un tramo horizontal, o comisura gris, atravesado a su vez por el canal medular, que encierra el líquido cefalorraquídeo.

En la sustancia blanca se prolongan unas fibras ascendentes y descendentes agrupadas en los denominados cordones. Las, fibras descendentes conducen las influencias motoras desde los centros superiores a las células motoras de las astas anteriores; las astas posteriores reciben la sensibilidad de la periferia del organismo y la dirigen a las fibras ascendentes.

Bulbo raquídeo

Es la continuación de la médula espinal y presenta unos engrosamientos, llamados pirámides, que corresponden a las vías motoras descendentes que desde los centros superiores llegan a la médula. El bulbo raquídeo está formado de sustancia blanca y sustancia gris, compuesta esta última de cúmulos celulares, o núcleos, que rigen funciones vitales (movimientos cardiorrespiratorios, fenómenos del sueño y la vigilia, etcétera).

Cerebelo

Se sitúa en posición inferior posterior respecto a la masa encefálica. Cabe distinguir en el una zona media, el vermis, y dos laterales, los hemisferios cerebelosos. El cerebelo, cuya superficie es accidentada por surcos que lo subdividen en lóbulos y lobulillos, está unido al resto del encéfalo (bulbo, protuberancia y mesencéfalo) por los pedúnculos cerebelosos.

La sustancia cortical es gris, y la medular blanca, pero en su médula existen centros grises, o núcleos cerebelosos, en número de 4 por cada lado.

Puente de Varolio

Es una formación voluminosa que prolonga al bulbo raquídeo y está situada por delante del cerebelo. Su cavidad central, empalmada con la del bulbo y médula espinal, es muy amplia, y forma el llamado cuarto ventrículo.

Mesencéfalo

Es la continuación del puente de varolio. Su Sección posterior constituye los tubérculos Cuadrigéminos, que son 4 elevaciones situadas cerca de la línea media y unidas al tálamo, estructura correspondiente al diencéfalo. Estos tubérculos tienen relación con los canales visuales y auditivos.

La parte anterior del mesencéfalo está formada por los pedúnculos cerebrales, constituidos por fibras descendentes piramidales, es decir, por las fibras que en el bulbo raquídeo conducen los impulsos motores.

El mesencéfalo contiene también sustancia gris, formada por acumulaciones celulares (núcleos) que orginan fibras nerviosas de pares craneales, y por núcleos de funciones especializadas, como son el núcleo rojo y la sustancia negra. La cavidad central del me-sencéfalo se llama acueducto de Silvio.

Diencéfalo

Es la continuación del mesencéfalo. En él se distinguen: el tálamo, que es un órgano par, ovoidal, situado a los lados de la cavidad diencefálica o tercer ventrículo, y el hipotálamo, parte basal del diencéfalo que comprende órganos de vital importancia.

Cerebro

Es quizá la parte más voluminosa y esencial del sistema nervioso central. Recibe los impulsos sensoriales del organismo a través de las fibras ascendentes que le llegan por medio del tálamo y envía las respuestas motoras. Su cara superior se relaciona con la calota ósea, y su cara inferior con la base del cráneo.

Dividido en dos hemisferios cerebrales por una cisura interhemisférica, cada hemisferio presenta numerosos surcos y circunvoluciones, y un lóbulo frontal, uno parietal, uno temporal y uno occipital.

Hemisferios cerebrales

La zona superficial del cerebro, o corteza cerebral, es la parte más importante, pues en ella nacen una serie de fibras nerviosas y recibe numerosas conexiones que relacionan dicha zona con las estructuras inferiores: mesencéfalo, bulbo, médula y cerebelo. La sustancia central de los hemisferios cerebrales está constituida por los ganglios basales, de aspecto gris, de los que forman parte algunas zonas del tálamo.

Debe tenerse en cuenta, además, la presencia del cuerpo estriado, al que atraviesan las fibras nerviosas que ascienden y descienden a la corteza cerebral, y al que tales fibras dividen en: núcleo caudado y núcleo lenticular.

El tálamo se encuentra en relación con las vías ópticas, acústicas y de sensibilidad general, y los ganglios basales controlan determinados movimientos.

Circunvoluciones cerebrales

Presentan una parte central, formada por sustancia blanca, o medular, y una periférica, o corteza cerebral, de sustancia gris, cuyos elementos fundamentales son las células nerviosas o neuronas, dispuestas en estratos (molecular, piramidal, granular y polimorfo).

Circunvoluciones cerebrales

Esta corteza resulta dividida en zonas con diversas funciones: en el lóbulo frontal se sitúan los centros de los que dependen los impulsos motores y del lenguaje; en la corteza occipital se localizan los centros visuales, y en la corteza temporal, los auditivos. Los centros gustativo y olfativo no están exactamente determinados.

Interhemisferios

Las formaciones interhemisféricas son las partes del encéfalo que conectan con los hemisferios cerebrales. Constan de: un cuerpo calloso, que reúne entre sí los dos hemisferios cerebrales y se puede palpar en el fondo de la cisura interhemisférica; un trígono o fórnix, lámina de sustancia blanca o fibrilar, de forma triangular, situada debajo del cuerpo calloso, y un septum pellucidum, lámina muy fina, alojada dentro del trígono y del cuerpo calloso, que separa entre sí los dos ventrículos laterales de los hemisferios.

Ventrículos cerebrales

Se denominan así las dos cavidades en los hemisferios cerebrales con las correspondientes prolongaciones, o cuernos: el frontal, el occipital y el temporal. La zona central es la que corresponde al lóbulo parietal y se comunica con el tercer ventrículo.

Meninges

Son envolturas membranosas del sistema nervioso central. Están representadas por tres láminas fibrosas: la duramadre, meninge periférica adherida al hueso envolvente, de la que nacen septos o tabiques que se introducen entre los hemisferios cerebrales o entre el cerebelo y el cerebro; la aracnoides, situada debajo de la duramadre y formada por dos hojas, la visceral y la parietal, y la piamadre, que envuelve a la sustancia nerviosa y es la meninge situada más profundamente, llegando incluso a introducirse en los ventrículos en forma de plexos coroideos, es decir, revistiendo los capilares que penetran en los ventrículos y de los cuales surge el líquido cefalorraquídeo.