Esqueleto de la cabeza

Incluye la estructura ósea que protege al encéfalo (cráneo) y el resto de formaciones óseas que configuran la cara.

El cráneo

En él se distinguen la base, de estructura irregular, con orificios para el paso de los nervios y vasos, y la bóveda craneal. Dentro del cráneo destacan:

a) el hueso occipital, con un agujero mayor, que da paso al sistema nervioso central y que se articula con la primera vértebra cervical;
b) el esfenoides, hueso central de la base del cráneo, con su centro excavado (silla turca) para alojar la hipófisis, con dos alas menores y dos alas mayores, así como la apófisis;
c) los huesos temporales, zona pétrea que alberga el órgano del oído, y con una apófisis mastoides, detrás del conducto auditivo externo, y
d) los huesos parietales, colocados lateralmente, entre el occipital y el hueso frontal.

Los huesos craneales están unidos entre si mediante articulaciones inmóviles o suturas, elementos que en el recién nacido, al no aparecer aún osificados, crean espacios abiertos, o (fontanelas) entre las partes óseas del cráneo.

Estructura ósea de la cabeza

La cara

Los elementos óseos más importantes son: el hueso maxilar, que corresponde a la arcada dentaria superior; la mandíbula, con su arcada dentaria inferior; el hueso palatino (del paladar), y el hueso malar, que corresponde al pómulo. En el conjunto facial se distingue una cavidad, la fosa orbitaria, en cuya formación intervienen el maxilar, el frontal, el malar, el etmoides, el esfenoides, el unguis o lagrimal y el palatino.

En el vértice de esta cavidad se sitúa el agujero óptico, que permite el paso del nervio óptico. La cavidad nasal o fosa nasal, separada de la cavidad bucal por el paladar, está limitada por casi todos los huesos de la cara, y en su parte superior hay una lámina horizontal con abundantes orificios para el paso de los nervios olfatorios.