Musgos

Los delicados macizos de sus céspedes esconden, con revestimiento de gala, la corteza rugosa de los troncos añosos, o dan vida a las peñas desoladas. Son plantas pequeñas: Los musgos gigantes alcanzan apenas algunos decímetros: varios no pasan, con fructificación, de 1 ó 2 milímetros.

Se encuentran en todos los parajes: sobre los muros y rocas, sobre árboles o en las aguas: desde las regiones inferiores hasta las altas montañas, cerca de las nieves y ventisqueros; en las selvas ecuatioriales y en las tundras de las regiones polares. Son plantas poco exigentes, y es por eso que forman con los líquenes, la vanguardia de la vegetación.

Muy benéfica es también la acción de los musgos sobre el suelo que cubren con su manto, pues lo protegen contra el enfriamiento, conservan y aumentan la porosidad y la permeabilidad del mismo, y contribuyen no poco a enriquecer la tierra vegetal con un mantillo fecundo. Los que viven sobre las peñas, las disgregan, lenta pero seguramente, preparando así el sitio para la invasión de plantas superiores más exigentes.

Todos los musgos son briófitos con tallo y hojas de ordinario ramosos; rizoides más o menos abundantes, en la base o a lo largo de los tallos, revestidos éstos, en ciertas especies, de un fieltro rojizo o blanquecino abundante. Las hojas son siempre muy pequeñas, sencillas y sésiles; rara vez las mas largas alcanzan 10 ó 12 milímetros.

esporogonio

Se encuentran todas las formas: desde la casi orbículas hasta la linear y linear subulada o polífera. El <fruto del musgo>, o sea, el esporogonio, vive en cierto modo como un parásito, injertado sobre el tallo del musgo, sacando de él los jugos nutritivos. Los musgos forman una clase numerosa que comprende más de 15,000 especies.