Criptógamas arquegoniadas

Desde la remota antigüedad, llamó la atención el hecho de que ciertas plantas no produjeron flores ni semillas. En el siglo XVI, el naturalista italiano Andrea Cesalpino (1519-1603), en su libro De plantis (1583), y, después de él, el inglés John Ray (1627-1705), hicieron dar de este paso a la ciencia, oponiendo las plantas sin flores a las que las tienen.

Plantae imperfectae, plantas imperfectas, las llamó el segundo. Linné, que tomó los caracteres florales como base de su clasificación, distribuyó las plantas en 24 clases, La última comprendía las plantas sin flores, bajo el nombre de Criptogamia, o sea aquellas cuya manera de fecundación y de reproducción era por completo oculta o desconocida.

fanerógamas

Hoy día, se conocen con exactitud los fenómenos de la reproducción de las llamadas criptógamas, por lo menos de los carmófitos (plantas con tallo), sino que precisamente, el conocimiento de la sexualidad y desarrollo de esas plantas dio la verdadera clave entender y explicar el modo de reproducción de las que se llamaban, y siguen llamándose, fanerógamas (bodas visibles).