La predación

Una predación excesiva lleva al exterminio de la presa y esto es, sin duda, lo que les ocurre a algunas especies cuando se perturba seriamente el equilibrio de la relación con su predador. En este aspecto, el hombre es el más peligroso de los animales de rapiña. En circunstancias normales los predadores pueden ejercer una función positiva, fortaleciendo la especie de la presa, puesto que el acto mismo de la predación, especialmente en un rebaño o mandada, tiende a seleccionar los animales mas débiles y peor dotados para la supervivencia.

Los animales viejos, los que no pueden correr tan rápidamente como los demás y los rechazados por el rebaño serán las primeras víctimas. Este tipo de selección tiene lugar constantemente en los rebaños de antílopes, que constituyen la principal reserva alimenticia del león africano y de su familia.

La relación entre predador y presa persigue en líneas generales el equilibrio ecológico entre las especies. Pequeños mamíferos atraviesan por un ciclo de varios años de duración, su población alcanza el punto álgido, para declinar después.

Una forma particular de depredación la constituye el parasitismo, en el cual un organismo se alimenta de otro, desarrollando un vínculo muy fuerte con él.